Un lápiz y un minuto de silencio
Cuando la religión se convierte el fanatismo, y el fanatismo en una excusa para asesinar.
Cuando era pequeña en el colegio siempre me decían: tus derechos terminan donde comienzan los derechos del otro. Es decir, tienes que respetar a todos por sus creencias, gustos, ideologías y más. Sí, me parece justo y nada descabellado. Sin embargo, ¿qué pasa cuando los otros no respetan esos límites?
Hoy en París hemos visto un claro ejemplo de esta transgresión de límites. Doce personas han muerto porque creían diferente, pensaban diferente y se expresaban diferente. Han sido acribillados a sangre fría por dos cobardes encapuchados que en nombre de Dios -o Alá en este caso- han tomado vidas que no les pertenecían y que no debían irse aún.
Durante 10 minutos estos dos individuos han realizado 30 disparos con el único objetivo de matar a todo aquel que estuviera enfrente. Eso no tiene excusa ni ideológica ni religiosa.
Lo que sí es, es una vergüenza. Es un lamentable hecho que pone –una vez más- en el ojo de la tormenta a los musulmanes generando rencores, odios y divisiones sociales que a estas alturas del partido ya no deberían existir. Es un acto de asesinato sin más ni más.
Yo no creo en las religiones, no lo hago hace mucho tiempo, por eso no voy a criticar creencias en este caso. Sin embargo, si voy a criticar la falta de tolerancia y el poco respeto a la vida no de todos los musulmanes, sino de estos dos cobardes que a pesar de actuar “en nombre de Alá” no pudieron mostrar sus caras. Claro, Alá quería que mataran a gente inocente a sangre fría y con la cara tapada porque así es mejor. ¡Pamplinas!
Y por eso aplaudo a los miles de parisinos que se han congregado en la Place dela République a protestar por esta masacre. Saludo a los que se congregaron en Madrid, Berlín y Londres frente a la Embajada de Francia en cada país para protestar contra este acto repugnante. Porque así les están dando un mensaje claro y directo a todos estos personajes cobardes que usan a Dios como excusa para asesinar: el mundo no se rendirá, los periodistas no dejarán de informar y no nos amedrentarán, porque vivimos en una democracia y tenemos derecho a expresarnos les guste o no.
Escrito por
Periodista en busca de aventuras. Amante de la vida, los dulces, la fotografía, las culturas, el hockey y el mundo digital.