La intensa locura de vivir
Una reflexión... solo eso.
Durante muchos años intenté visualizar mi vida de aquí a algunos años. Hice planes, me tracé metas, creé sueños y luché por ellos. Claro, en el camino me caí muchas veces, me sentí derrotada, frustrada, molesta conmigo misma e incluso llegué a dudar de si era o no capaz de lograr lo que me había planteado.
Sin embargo, como todo en la vida, las cosas han cambiado. No me quejo, eso es justamente lo fantástico, misterioso y maravilloso de esto: la capacidad que tiene el destino de jugar con nosotros y de llevarnos de un lugar a otro sin que nos demos cuenta.
Hace ya algunos meses mi vida dejó de girar en planes a varios años y proyecciones utópicas sobre mi misma. Hace algunos meses mi forma de ver el mundo, la vida y los momentos cambió por completo. Dejé de lado el angustiante universo de mis proyecciones y complicaciones personales para darle paso a una vida llena de sorpresas, de planes del momento, de sonrisas, de improvisaciones y de emociones.
Solo entonces fue que me di cuenta de algo: vivir es una intensa y constante locura que no quiero dejar de experimentar jamás.
Así que he decidido que la locura es muy buena para mi. Vestirme como quiero, hablar como quiero, reír como quiero, amar como quiero... amar... sobre todo amar -o no amar si es el caso-. Es más, hace poco decidí -inconscientemente en realidad- que quería dejar que alguien me robara el corazón una vez más antes de irme de Lima por un buen tiempo. Y así pasó.
Entonces, las dudas, los miedos y el temor a romperme de nuevo afloraron como lo hacen los monstruos debajo de nuestras camas o de nuestros armarios cuando somos pequeños. Llegaron decididos a tambalear mis ganas de vivir y de experimentar. Pero, esta vez no lograron vencerme, al fin de cuentas ya estoy lo suficientemente loca como para enfrentarlos y saber que es mejor vivir a mil ahorita y saber que luego existe la posibilidad de estar triste, a simplemente no vivir. ¡No vivir! No. Nunca más. Porque vivir es una locura que una vez que la experimentaste no quieras dejarla jamás.
Perder el tiempo por tener miedo, luchar siempre por una idea que es posible que no pase, frustrarme porque un plan no salió como lo pensé. No, no tengo tiempo para eso. La vida es muy corta y maravillosa para desperdiciarla de esa manera. Este es el momento de vivir locamente, con intensidad y sin límites. Obviamente, igual tengo claro lo que quiero lograr en mi vida y en mi carrera -madre no te asustes no me he descarriado-, pero pienso vivir el camino hacia ese momento de la mejor manera que sé: sintiendo y experimentando, ya luego vendrán los tiempos de sentar cabeza y bajar la velocidad -pero no de dejar de disfrutar-.
Así que es simple en realidad, la vida es una intensa locura que vale la pena vivir y sentir. No hay nada más. No debe haber nada más, porque así, sin pensarlo, de pronto te das cuenta que eres realmente feliz... feliz para gritarlo al mundo, feliz para lograr ser cualquier cosa que quieras o sueñes ser. Al fin de cuentas, de eso se trata nuestro paso por este mundo: vivir y disfrutar el trayecto.
Escrito por
Periodista en busca de aventuras. Amante de la vida, los dulces, la fotografía, las culturas, el hockey y el mundo digital.